domingo, 12 de junio de 2022

 ¿Tercera vía?

A estas alturas del proceso constituyente ya conocemos la propuesta final de la Convención Constitucional. Para algunos sectores esta propuesta debe ser aprobada solamente porque ha emanado de un órgano democrático al margen de su contenido (algunos incluso reconocen que se trata de una muy mala Constitución). Esta postura se encuentra amparada en la consigna "enterrar la Constitución de Pinochet". Otro grupo considera que el contenido de esta propuesta constitucional es adecuado e imperioso para llevar a cabo transformaciones que permitan hacer de Chile un país más justo. Por otro lado, hay quienes piensan que el texto constitucional vigente, esto es la Constitución de 1980 con sus modificaciones, ha permitido lograr importantes avances que han llevado a Chile a las puertas del desarrollo y que un cambio constitucional sería contraproducente (seguramente en este grupo se encuentran las personas que votaron rechazo en el plebiscito de entrada). Y finalmente, están aquellos que consideran que Chile si necesita una nueva Constitución, pero se han decepcionado del trabajo de la Convención y no se sienten representados por su propuesta constitucional.
En este contexto, algunos sectores políticos y académicos se han mostrado partidarios de buscar una tercera vía para el plebiscito de salida del 4 de septiembre. He aquí algunas reflexiones sobre esta posibilidad.
La posibilidad de la tercera vía no se encuentra contemplada expresamente en el "Acuerdo por la Paz y la Nueva Constitución" ni en la institucionalidad constitucional que ha permitido la instalación y desarrollo de nuestro proceso constituyente. En este punto debemos ser muy claros. Los y las sufragantes tendremos que pronunciarnos sobre dos únicas opciones "apruebo" o "rechazo". Sin embargo, considero que, al margen del resultado del plebiscito de salida, los días de la Constitución vigente están, coloquialmente hablando, contados. El 78,28% de los votantes que votaron apruebo el 25 de octubre de 2020 decidieron que el pueblo de Chile quería un nuevo texto constitucional. Por eso, un eventual triunfo del "rechazo" el 4 de septiembre no debe ser interpretado como una validación de la Constitución de Pinochet (que en estricto rigor ya no lo es) sino solo como el rechazo a una propuesta constitucional extremadamente ideologizada, con muchas falencias técnicas y que no cumple con uno de sus objetivos políticos esenciales, unir a Chile. El triunfo del "rechazo" debe tomarse como un desafío y un mandato al sistema político para proponer una nueva estrategia constitucional que permita dotar a Chile de una Constitución moderna y que siente las bases de un estado social y democrático, pero sin experimentos constitucionales que dividan a los chilenos y chilenas y que constituyen un traje a la medida para un sector político que quiere imponer su visión amparada por una mayoría convencional contingente altamente ideologizada, que si bien está dotada de legitimidad democrática, se encuentra lejos de representar el sentir de un importante número de compatriotas de todos los espectros políticos.